sábado, 17 de mayo de 2014

Workaholism*

Hoy es un buen día para escribir.

Hace un año y unas cuantas horas que me despidieron del mejor lugar del mundo para trabajar.

Hoy es un buen día para escribir.

Hace un año y unas cuantas horas no pensé recuperarme jamás, pero es que hace tan solo un año y unas cuantas horas no era consciente de que las hojas del calendario se iban a seguir cayendo, y que la vida no se me acababa por no salir de la cama.

Hoy es un buen día para escribir,

Escribir que sigo viva, que sacudí el polvo de mis zapatos y que seguí por un sendero lateral que no había visto en el camino.

Escribir que aunque no será jamás el mismo lugar, no tocará sufrir tampoco con el inglés e improvisar con el vocabulary (excusas)

Escribir que el tiempo reconstruye en un año y unas cuantas horas los pedazos desperdigados de la fuerza de voluntad, porque no solo los hombres te pueden robar el corazón.



*Así llaman a la adicción al trabajo, simplemente porque te gusta lo que haces aunque la gente no entienda que las largas horas que pasas ahí te hacen pasar más que un buen rato, moldean tu vida irreversiblemente. 

jueves, 2 de enero de 2014

La historia detrás de un taxi

-Taxi!

Subimos luego de haber regateado un poco el precio y entre el tráfico infinito de la hora pico nos dijo muchas cosas, como lo peligroso que se ha vuelto su país, Guatemala, hablaba de los muchos que día a día intentan cruzar al norte, y luego más al norte, de los Zetas. Nos dijo también que antes era más sencillo, que él había hecho su "sueño americano" hace muchos años atrás. Entre sus canas quise imaginarme a aquel joven mientras relataba su travesía, seguro de unos 20 años, lleno de energía y hambre.

El asunto es que lo ocultaron en un compartimiento de un camión mientras pasaba la frontera con EE.UU, casi todo el camino, desde Guatemala, lo hizo a puro "ride". Cuando le dijeron que hasta ahí lo podían dejar, él se bajó y como ya atardecía, se instaló en un parque de una gran ciudad, sin comida, sin dinero, sin nada de INGLÉS, agarró un periódico de por ahí, e intentaba descifrar algo, aunque se empezaba a sentir perdido entre esas letras.

Un señor mayor le hizo conversación, en español, y pensó que bien podía ser su ángel guardián. Después de averiguar algo más de la ciudad, el extraño le pregunta a nuestro amigo que dónde pasará la noche, a lo que responde que ahí en el parque y que mañana temprano iniciará la búsqueda de trabajo, sabe Dios dónde, y cómo. El anciano vio con ojos de misericordia al centroamericano y después de preguntarle qué sabía hacer, le dio trabajo y la oportunidad de dormir en un camión, al menos estaría más caliente y seguro que ahí en esa banca pública así que fue con él.

-Al fin! No tantos vehículos por aquí, debe ser que ya casi llegamos a Antigua, pero por favor siga el relato caballero, no nos vaya a dejar a medias!

Resulta y acontece que el salario era bastante bueno, $4 por hora, apenas y podía creerlo, también haría mucho dinero muy rápido porque trabajaría muchísimas horas, no supo cuántas pero nos dijo que de 4:00 am a 11:00 pm.

(En ese momento mi esposo y yo tragamos grueso, sólo 5 horas para medio dormir y medio bañarse! nunca supimos si tenía al menos un día libre a la semana, ni ya importa...)

Manejaba un tipo de camión muy especializado que aprendió a usarlo rápido y bien. Aguantó 10 años, mismo horario, mismo salario, misma anti-vida. Mes a mes mandaba el dinero para que sus padres vivieran más dignamente... Hasta que un día, despertó como siempre, y se cansó. Se dirigió a su patrón, y renunció.
El viejo le ofreció subirle un dólar pero él dijo: No. Ya me voy.

Cuando llegó, luego de estar muerto en vida 10 años sin ver a su familia, se enteró lo mucho que había abundado gracias a su ayuda, y que hasta un lote le habían podido comprar para que él construyera y viviera. "Del fruto de tu trabajo", le dijo su padre.

Luego lo normal, se casó, tuvo hijos y .... empezó a recordar lo que era vivir.

Su nombre es don Ovidio, aunque se quiera perder su nombre en el tiempo y en la fila de taxis del Aeropuerto.

Después supimos que tenía sólo 9 años cuando se fue.
Y desde adentro, sentí que algo de mí, se quebró.