lunes, 28 de mayo de 2018

Hay para quien

Hay para quien el amor despierta todo tipo de ilusiones,
una mesa para dos en algún rincón, velas, eternidades.

Hay para quien su poesía es la soledad, penetrante y bohemia,
que se reviste de toda clase de pasiones clandestinas,
y florece en amargos versos bañados con lluvia de sal.

Hay para quien enamorarse de una quimera es su rutina,
hábiles gatos saltando de balcón en balcón una noche sin luna,
irrumpiendo entre las sombras de una pasión dormida.

A como hay para quien entregarse al dolor es renacer,
mudar de piel y hay para quien,
en el ajedrez de la vida no sobrevive sólo el más apto,
si no, a veces, el de sentimientos más furtivos.



Hay para quien un poema, una mirada, una canción, no signifique nada,
Hay para quien ese poema, esa mirada y esa canción lo sea todo,


Parece que para ti, poeta de mil generaciones y dueño del tiempo,
tu infinitud no te permitió validar mi humanidad,
Y mordí el anzuelo sin carnada, sólo porque así soy,
ingenua aún.

Y si hay para quien un segundo es eterno,
yo tengo cientos de eternidades naciendo y muriendo en mi boca.

Hay para quien la vida es contar caricias,
Hay para quien también, lo es deshojar recuerdos,
envenenar sentimientos y ahogarlos en el olvido.

viernes, 27 de abril de 2018

No eras tú

No eras tú, perdón, confundí el timbre de tu puerta, de tu voz
No eras tú, porque no puedes alimentar de nada a la poesía
Ni al firmamento de ilusiones, de polvo estelar

Me repito sobre lo vil de mi y tú humanidad,
tan simple en lo que es complejo
Y tan complicado en lo que es sencillo,
Evidentemente te confundí
O me confundí de vagón,
el caso es que siempre supe que no eras tú,
Pero tú también lo sabías, jugamos sólo ciertas cartas


Quise pretender que tal vez quizá, pero no
Lo que pasa es que nuestras almas tenían la caricia de una suave golondrina
Quizá yo lo confundí con algo más.
Estaba cansada y no reparé en el cambio en la brújula

No, no eras tú, y deseo que el tiempo te ayude
A borrar mi tenue huella de la tierra mojada que envuelve tu mente
El mal o buen recuerdo que haya quedado o incluso desaparecido
De tu alma de cristal, que al fin y al cabo, seguramente tampoco era Yo