domingo, 26 de septiembre de 2010

Sombrilla piel de tigresa




No me gusta pare-ser despectiva, pero siendo varias gotas realista, nunca hubiera escogido esa sombrilla.Para empezar es un tanto aseñorada por esas rayas café con negro, como de tigresa, jaja. También es un tanto grande (puede agregar la terminación "ísima") y pesada (aplica también aquí).

Pero sin lugar a dudas ha llegado a ser la más adorada sombrilla que ha tocado mis manos, desde que Tita llegó con una bolsa negra, que traía la forma de "un palo" y que se le salía el mango de madera clara. Y es que precisamente Tita se ha llevado los chascos con mis sombrillitas raquíticas (pero bien a la moda eso sí), ya que ha visto que cuanta sombrilla toco, al primer vientezucho se descalabra de manera tal que ya no sé si es ella o fue que la vi con malos ojos o qué rayos (por dicha esa no ha sido la causa).

El asunto es que como tengo que llevar en los brazos la bendita carpeta kilográmica, la sueta semiencaramada, el bolso y demás enseres; y encima, tratar con las dos manos (este aspecto es importante a la hora de la visualización del lector) de abrir en pleno aguacero, la sombrillita "fashion" de algún color de la temporada, cuyos huesillos sucumbieron en algún cierre a abre acelerado, no responde a las necesidades de una persona normal. Así eran de chineadas las condenadas.

Ahora sí es cierto que puedo decir que tengo sombrilla, y como es tan buena la bandida, siento que me va a durar aaaños la tigresa. Como si fuera poco ahora soy fácil de reconocer a la distancia, la gente hasta podría dar direcciones conmigo: "Mirá, de la tigresa agarrás pa' la derecha.."

Tita siempre me simplifica la vida. Le encanta. Yo solo callo y echo pal saco.


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Foto: "En un lugar de cataratas lejanas". By F

1 comentario:

JJ dijo...

Siiiiiiiiiiiiiiii, hay alguien ahí.
Qué gusto leerte de nuevo.
Un beso, Duendecilla