
Siempre el murmullo en las calles, en las aceras, en la mente
en el aire contaminado con dióxido de palabras,
a veces sin estar sazonadas, sin adobar.
Serenata diurna al bardo solitario, al juego de naipes,
enervamiento mental de cuando en cuando...
Pero siempre ese murmullo de gentes,
Eco suave, terco, interminable e incontable
murmullo inmortal...
Así como la música respira en sus silencios empentagramados,
y la literatura en sus signos puntuados,
las gentes deberían escuchar,
pero lo nacen, lo viven, lo pulen, lo murmullan.
2 comentarios:
¡Tantas veces se desea el silencio para escuchar después!
Gran texto Duendecilla
Un beso
Admiro tu capacidad de dar forma con letras a esos momentos, en los que algunos sólo suspiramos mirando al cielo, anhelando quizá... descansar.
F
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