viernes, 2 de julio de 2010

Obstinado vicio comercial



Tenemos una boda en la casa este domingo (no mía por supuesto jeje) y nadie aquí sabe dónde poner tantas carajadas.

Miro arriba y hay cosas, abajo, a los lados, que quisiera desaparecerlas con chasquidos o movimientos de nariz, según enseñaban esas series del recuerdo. Meter todo en cajas no soluciona el problema, lo cambia de lugar.

Comprar usualmente se convierte en un vicio del cual intento persinarme al cruzar la puerta de mi casa, pero sucumbo vencida de vez en cuando ante el ataque directo de tanto accesorio.

Cuando uno se da cuenta los chunches parecen sofocar el espacio y ya nadie sabe qué hacer con ellos.

Creo que mi casa tendrá lo básico.

Lo que "vendrá por añadidura", frase de la que habla el evangelio de Mateo, para muchos se ha distorcionado en forma de aparatos electrónicos que deben reemplazare cada temporada.

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