
Tener que correr la cortina de rencor, y doblar sus pliegues uno a uno. Barrer este lugar de silencios dormidos en las esquinas. Replantar el jardín, recortar la maleza que ha crecido en estos años de contacto con lo externo, con el mundo y su séquito.
1 comentario:
Heme aquí, disfrutando tus escritos.
Querida Duendecilla.
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