lunes, 22 de diciembre de 2008

UTPMP


Yo ya no corto el pan con el cuchillo; lo serrucho. Mi sopa me la tomo desde hoy y para siempre en una pala metálica. Y más curioso aún, tengo la bipolaridad de un martillo, a veces construyo y a veces destruyo.

Descubrí un submundo que nos vela el pensamiento todos los días. A nuestro paso, se abrió el camino que nuestros pies marcaron decididos.

18 m2. Muy probablemente su cuarto sea más grande, pero para ellos era su casa, su ansiada y al fin en pie, casa. Yo solo echaba en el saco esa experiencia que me estaba carcomiendo la tranquilidad como la gangrena al cuerpo.

De contrucción no sabía nada más que el temor que me inspiraba desde pequeña el pensar en estar en un lugar elevado del suelo, como siempre observé a mi tío J. Ni él ni nadie me hubiera imaginado subida en un techo clavando láminas de zinc, jeje.

Por eso, suelo decir que uno normalmente no es capaz de saber hasta dónde puede llegar si no supera sus propios desafíos
diariamente. Hoy quiero ser vivencial, porque me recuerda que estoy viva y que mi mundo de jaula de cristal tiene que romper algunas de esas barras incoloras, y traspasarme hacia los linderos que me hagan tocar tierra firme.

"Un techo para mi país" fue más allá de lo que yo esperaba, ni el frío en las madrugadas, ni el sueño, ni la fatiga, ni el estrés, ni nada impidió que se desarrollaran con ímpetu las construcciones en las cuales me inicié esta semana.

Siempre está quien cataloga como desperdicio de tiempo lo que hacemos ahí, que no son soluciones concretas, que de gratis no sirve nada,.... Me encanta que critíquen todo lo que quieran, eso sí, siempre y cuando me demuestren que están haciendo algo mejor.

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