lunes, 18 de enero de 2010

Doble identidad

Quisiera visitar mi vieja casa, unas cuantas calles alla abajo. Traspasar el muro. Saludar. Con una mirada disimulada completar mi pesquisa, saber qué ha sido de mi mozaico, mis paderes de madera, cargadas de mas años..

Decifrar si alguien habra hecho un jardin. Mientras acepto un fresco o un cafe, quisiera fijarme si alguien volvio a rayar las paredes. Revestirme de suaves tonos infancia, buscar en los ajenos adultos a los entrañables niños del barrio.

Otras veces siento que no soportaria mirar esa casa, merodearla con instinto sabueso, sin que no se desplome sobre mis hombros el peso de descubrir que quiza, solo quiza, sea hoy otra persona.

3 comentarios:

Villa dijo...

Todos cambiamos A., es parte de la inevitabilidad del cauce de la vida... la clave es no catalogar a esos cambios como buenos o como malos sino simplemente como lo que son... cambios.

Te mando saludos desde un rincón iluminado por menguantes soles, espero y te encuentres bien.

JJ dijo...

¿Es posible ser otra persona?
No lo sé, tal vez sólo nosotros nos vemos distintos.
Interesante reflexión, amiga.
Un beso

Jesús M. Tibau dijo...

seguro que la realidad no concordaría con el recuerdo. Pero yo también comprato este deseo de visitar la casa de mi niñez