viernes, 20 de febrero de 2009

Estás vivo aún.


Sería maravilloso que pudieras ver ese piso de arena blanca,

ese techo azul índigo con bombillas de constelaciones,

esas paredes de puertas infinitas abiertas de par en par.

Si vieras lo bien que barre el viento el piso ondeante,

lo claro del horizonte azul dibujado cada mañana en la ventana,

lo bien que al alma seca le hace sentir las gotas del rocío mientras pernocta.

Si te interesara recoger tan solo un puñado de piedras cualquiera,

dibujar con tu dedo el contorno de una nube,

o caminar por la orilla de la playa sin rumbo fijo

sin llevar ese maldito reloj como sentencia en tu mano izquierda,

¡Ay! si tan solo no añorases ser como ellos, trivial,

quizá te darías cuenta que en medio de todos, tú sigues vivo.

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