domingo, 8 de febrero de 2009

Un as en la vida.




La vasta y blanquecina neblina que cobijó aquel autobus de regreso a casa no alimentó tanto de frío mi alma como cuando la noche anterior escuché de tus cuerdas vocales aquellas palabras de angustia, que me helaron el corazón un instante en esa estancia tan particularmente especial. Yo tiritaba hacia rato ya.


Era de madrugada, la tenue luz del alumbrado público se entrecortaba amenazando con perderse en medio del silencio que rodeaba esa olvidada escuela. El foco sobre la mesa hacia entrever tus ojos en el punto exacto.


Tú, sentado de ese lado y yo del otro, con una partida de naipes interminable y sin sentido que fue el pretexto perfecto para hablar de esas de la vida que de otra manera no se hubieran escapado de nuestro rincón del alma.


La frase que dice que la escencia viene siempre en frascos pequeños, se apodera de mi mente ahora que recuerdo que esa noche noté que el "as" aunque solo tenga un símbolo en el centro, es la carta mayor. A forma de reflexion, supongo, acogiste bien el comentario.

Los que saben de esas cosas dicen que las mujeres tenemos la capacidad de usar ambos hemisferios del cerebro y salir avante con varias tareas simultáneas, pero nunca me había equivocado tantas veces en un mismo juego por poner tanta atención a tus palabras. Palabras cargadas de nostalgia, de pensamiento a veces sublime y a veces maquiavélico. Pero no puedo dejar de ver en medio a una persona que se salió de los suyos, y me abrió la ventana a su mundo de soledad durante esos pocos dias de invierno.


Creo que no era la primera vez que nos veíamos, pero fue como si lo fuera, ni la última que nos despedíamos, pero fue como si lo fuera. Antes de irme, el leer tus palabras impregnadas en ese papel trascendieron el breve espacio en que me encontraba. Leí otra vez, esta vez pronunciando con una voz muda: "Sos un as en la vida"-decia mi hoja, hoja que guareci bajo mis ropas de esas inclementes gotas de lluvia, que amenazaban con borrar esos 15 grafemas y perderlos en los charcos circundantes.

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