domingo, 23 de agosto de 2009

Hormigas mentales.

Hasta los reyes se pueden dar por vencidos antes de haber perdido...
Pasar de rey a hormiga, sin ofender a la hormiga.

De pronto dejó de dar la clase de música y quiso dejar sonar nuevas palabras que le exigían ser libres, viajar por el viento y penetrar tímpanos.
Así que dejó la guitarra suavemente colocada sobre su muslo, y dio una lección magistral de la vida como pocas veces pasa en las universidades.

Que los límites casi siempre son fantasmas mentales. Que si no sabemos nada, todo se puede aprender en la vida. Que en 10 minutos sí se puede avanzar un trabajo.

Para sorpresa de nosotros los presentes, en la pizarra yacía ya, una hormiga atrapada entre las líneas del pentagrama trazadas con el rastro del pilot negro.

"La hormiga no sabe que en realidad no hay barreras, que esa línea sólo tiene las dos mismas dimensiones que tiene el plano en el que se encuentra, ignora que puede cruzar la raya. O simplemente, no se atreve", dijo el profesor.

El ejemplo tan gráfico me pareció escena de película. La hormiga solo llegó ahí para ejemplificar, a ella los créditos.
Caminando, ya de vuelta, con mi instrumento al hombro, me dije que no sería una hormiga mental nunca más. Mientras tanto, de fondo se escuchaban las voces de quienes decían que en 20 minutos no pudieron hacer nada.
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Al profesor Antonio.
A la hormiga actriz.

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