Pero el tiempo pasó, y las muchas aguas lavaron el rojo sentimiento de la cerámica, se lo borraron de su mente, fue como un lavado de cerebro. La cerámica ya no recordaba lo que era estar teñida de carmín, y desde entonces siguió estando igual de fría para todos los pies descalzos que se asomaban a saludar.

Al igual que ella, yo había prometido no enamorarme otra vez.
Pero me saliste de pronto en la caja de cereal sin tenerlo yo agendado.
De la nada surgió todo, como dicen unos, pasó con el universo.
Y es que sos un universo de probabilidades... De rojo estás pintanto mis días, artista de encuentros que sé, no son fortuitos...
...Y no seré yo quien despinte la cerámica, impregnada de tí.
2 comentarios:
Qué texto más bonito.
Que tus día estén siempre pintados del color que tú quieras.
Un beso
Hermoso tu escrito. me lo quedo para sentirlo siempre.
saludos fraternos con mucho cariño
un abrazo
besos
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