viernes, 21 de noviembre de 2008

Adiós M.


Quien no se ha abierto una herida en el mismo lugar donde ya había una? Es un dolor multiplicado.


'M' me dijo una vez que a como amanecía todos los días, anochecía. Que todo era efímero, como él. Y sin más, se fue.

Desempolvando esas hojas perpetuamente blancas y hoy insípidas, empiezo a ver cosas dónde no veía antes. Mi cara de asombro se cruza con la de llanto. 'M', ya no hay forma de pedirnos perdón.
Por dicha el tiempo se ha asomado para remendarme el alma y que no se me desborone en mil pedazos al andar. ¿Cómo podría yo andar juntando pedazos de alma con la gente caminando sobre ellos?

Para colmos, esta canción que tengo de fondo no me ayuda.

La luna y todos los astros me los has regalado. Las flores y sus aromas también. Me han entregado corazones al por mayor, no sé si venía incluído el tuyo 'M'. Me han llenado de todas esas cosas para irse de puntitas mientras me doy vuelta para guardarlas. Se entenderá entonces el hecho de que hoy vea con esceptisismo quien me traiga una serenata, quien intente hacerme su musa, quien piense siquiera abrirme la puerta para bajarme alzada. Y todo porque éramos detallistas.
No, no fueron gotas de lluvia las que rodaron por mis mejillas esa vez, esta vez. Ensimismada estoy en los ángulos cerrados que tanto criticaba. Efecto retardado es este adiós.

Mi baúl virtual está lleno de cosas que no alcancé a vaciar y cenizas que el viento no atinó a botar.

No hay comentarios: