
Frente al escenario del mundo entero, cobijo mi nombre, simplemente porque a
veces es tan necesario contarle a la pantalla todas esas cosas que le cuestan
repetir a mi boca.
Es como inventarme una vida paralela, donde soy la misma pero diferente,
donde nadie me conoce, y todos pueden conocerme a la vez.
La que cuenta ocasos siempre tiene lista la pluma sobre las teclas, y sus ojos
pulverizan los vidrios para ver a través de ellos, el atardecer.
Pero esta soy yo, lo que pienso, lo que siento, lo que soy.
Así que la función debe continuar.
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