lunes, 30 de marzo de 2009

Al fin y al cabo... Eras otro espejismo.


Si algo he aprendido es que ya no estoy para autotorturas.

Ya quemé toda mi leña en señales de humo que no comprendiste.

No buscaste tu imagen en el reflejo de mi mirada.

En tus manos pongo las letras que combinan con tu atuendo: "¡Despistado!" Ese es el título que te entrego delante de la muchedumbre de papel.

Te irás lejos sin darte cuenta, como la primavera. Pensarás que sigues aquí cual melodía imperturbable, pero tu partida será como arrancarle una hoja al calendario, olvidada para siempre.

Me repetiré una y mil veces con los dedos en mi frente: Agua que no has de beber, déjala correr...

No te echaré en cara que me dejarás sola con el vestido de gala en medio del escenario, con una risa fingida en la salutación final, y con unos aplausos no merecidos.