
como cuchilla
le hirió
y al suelo
su silueta
tendió.
Un alma
desparramaste
al sol,
como flor seca,
sin calor.
Tú, sí, tú,
con esa mirada de hiel,
lo indignificaste,
con tu zapato en él
lo minimisaste,
con el ego en tu cincel
lo ignoraste,
con tu desprecio de papel
lo mataste...
Pero sigues caminando,
con la mirada en alto,
y ni lo notaste...
No hay comentarios:
Publicar un comentario