miércoles, 22 de abril de 2009

El hombre ignorado, casi prohibido.

























Se nota que hace lo de siempre, repartir ese papel una vez más a quienes no quieren.

Y helo ahí, de pie frente ustedes, su silencio es más poderoso que su voz.

El ruido del entorno de pronto grita con más furia y no me deja más que ver su silueta triste. Sé que algo estará diciendo... algo.

Cuántas horas de sueño acumulado, de deseos no satisfechos, de privaciones cargarán esos ojos tan pesados.

Esa curiosidad brincando dentro de mí me hizo ver a los otros... Siguen ahí, sí, durmiendo, leyendo, perdiéndose en el vidrio colindante, hablando con un aparato como si no fuera con ellos.

Como si no fuera nadie el que está pidiéndonos, más que dinero, un poco de atención.

Como si en una señal de tránsito apareciese la señal de prohibido.

No hay comentarios: